Estancia Jesuítica Alta Gracia y Obraje (Museo Nacional Casa Virrey Liniers)
La estancia tiene su origen en la entrega de tierras a Juan Nieto, cofundador de la ciudad de Córdoba, en 1588. Años más tarde, Doña Estefanía de Castañeda, viuda y heredera de Nieto, se casó con Alonso Nieto de Herrera, quien bautizó la propiedad como Alta Gracia, en honor a la virgen de su pueblo natal en España. En 1643, Don Alonso, viudo por segunda vez, ingresó a la Compañía de Jesús, a quien donó todos sus bienes.
El Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers es un museo de la ciudad de Alta Gracia, provincia de Córdoba, que se encuentra ubicado en lo que fuera la residencia jesuítica del siglo XVII, que formaba parte de la Estancia de Alta Gracia. En el año 2000 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Los jesuitas crearon un establecimiento agrícola, ganadero e industrial que tuvo como objetivo el sostén del Colegio Máximo –que luego se convirtió en la primera universidad del territorio argentino–, y llegó a ser uno de los centros rurales más prósperos de la compañía cordobesa. La estancia estaba compuesta por la residencia de los jesuitas, actual museo; la iglesia; el obraje, donde se realizaban las actividades industriales; la ranchería, vivienda de los negros esclavos; el tajamar, un dique de 80 m de largo, que permitía el funcionamiento de dos molinos harineros; un batán (máquina impulsada por agua que servía para golpear, desengrasar los cueros y dar consistencia a los paños) y el riego de huertas y quintas; y hornos para quemar cal y cocinar tejas y ladrillos. La residencia está construida en forma de “L” y en dos niveles. En la planta alta las habitaciones lindan a las galerías que repiten constantemente bóvedas de crucería y arcos de medio punto que descansan sobre robustos pilares. Cuando en 1767 el rey Carlos III puso fin al trabajo de los jesuitas en América, la estancia pasó a manos de la Junta de Temporalidades, que administró la estancia en nombre del rey.4 Años más tarde la propiedad fue vendida a los Rodríguez, una aristocrática familia de Córdoba que, a pesar de sus esfuerzos, no logró mantener su actividad económica.
Fuente: https://museoliniers.cultura.gob.ar/